24 de marzo de 1816: se constituyó el Soberano Congreso de Tucumán

Al llegar el año 1815 se comprendió la necesidad de convocar cuanto antes un Congreso que represente la voluntad nacional y decidiera definitivamente el rumbo de la Revolución.

El caudillaje se enseñoreaba, y la caída del Director Supremo Carlos María de Alvear llevó al cargo al General Rondeau, que contaba con lo adhesión del ejército y la simpatía de los caudillos del litoral. Como éste estaba ausente de Buenos Aires, fue nombrado interinamente el coronel Ignacio Álvarez Thomas. A él le correspondió convocar a las provincias a que elijan un diputado por cada quince mil habitantes o fracción superior a siete mil quinientos. Se dispuso en la circular enviada que los representantes se reunirían en la ciudad de Tucumán.

La elección de Tucumán tenía como objeto acallar lo oposición de los pueblos del interior hacia Buenos Aires, y era también un homenaje a la ciudad teatro de la espléndida victoria del mismo nombre, obtenida por el General Manuel Belgrano el 24 de septiembre de 1812.

La elección de los representantes se realizó a comienzos del año 1816, en medio, de una difícil situación político-militar. Los españoles acababan de derrotar a los patriotas en la batalla de Sipe-Sipe, quedando abierta la frontera del norte al avance realista. Por su parte, Francia e Inglaterra se manifestaban muy poco inclinadas o prestarle ayuda a los Provincias Unidas.

A esto se agregaba, por la ruptura del antiguo equilibrio económico, un estado de miseria general en lo población del interior. Además, la falta de toda autoridad por parte de los gobernantes de Buenos Aires y la tendencia de sus dirigentes a establecer un gobierno de forma unitaria, se contradecía con la del resto del país ya que los caudillos se inclinaban por el federalismo. Reinaba una gran desorientación pública. Sin embargo, como elementos o fuerzas que ayudaban a la obra que debía realizar la histórica Asamblea, figuraban el anhelo difundido de llegar a la Declaración de lo Independencia, de una vez y para siempre, y sobre todo, las influencias simultaneas de don José de San Martín y de Belgrano (este último recién llegado de cumplir una misión diplomática en Europa), firmemente decididos a que de las deliberaciones del Congreso surgiese la declaración solemne de nuestra Independencia.

El Congreso inauguró sus sesiones el día 24 de marzo de 1816. Sus principales reuniones se realizaron en una vieja casona colonial cedida por doña Francisca Bazán de Laguna, a poca distancia de la plaza principal de la ciudad. De los Iglesias de Santo Domingo y de lo de San Francisco se trajeron las sillas para los diputados y los escaños para la barra.

No todas las provincias respondieron a la convocatoria. En el primer momento se contó solamente con las representaciones de Buenos Aires, de Cuyo (donde gobernaba San Martín), de Tucumán y de las ciudades del Alto Perú (en poder de los españoles). Más tarde, se sumaron los de Jujuy, Salta y Córdoba. Estuvieron ausentes los diputados de las provincias del litoral (Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos) y Uruguay (bajo influencia de Gervasio Artigas) que integraban la Liga de los Pueblos Libres, y Paraguay, que se había encerrado en sí mismo desde el inicio de la Revolución.

En abril de 1816, San Martín escribió al diputado mendocino Tomás Godoy Cruz:

“¿Hasta cuándo esperamos para declarar la Independencia?”. El Congreso, cuyo primer presidente fue don Pedro Medrano, tomó enseguida diversas medidas para afirmar el orden interior, y eligió a Juan Martín de Pueyrredón como Director Supremo por el plazo de tres años y debía de prestarle a San Martín una poderosa ayuda para la realización del plan proyectado: Cruzar los Andes, liberar Chile y dirigirse por el Pacífico a Lima.

Pero la obra que daría forma inmortal al Congreso fue sin duda la proclamación de la Independencia, el 9 de julio de 1816, y la adopción de la Bandera de Belgrano, el 20 de julio del mismo año, como emblema de la nueva Nación.

Profesor Darío Andrés Núñez

Integrante de la “Asociación Belgraniana de Goya” y la “Asociación Cultural Sanmartiniana Goya”